divendres, 18 de novembre del 2011

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El Camino de Santiago están ayudando "a mantener este gran patrimonio"

Barcina valora que las asociaciones de amigos del Camino de Santiago están ayudando "a mantener este gran patrimonio"

La presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, ha recibido a representantes de varias de las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago que han sido galardonadas con la Medalla de Oro de Navarra 2011, la máxima condecoración que se otorga en la Comunidad Foral, por "su tarea continuada y dinámica, de servicio y de promoción" de la ruta jacobea.

A la recepción, celebrada en el Salón de Presidentes del Palacio de Navarra, han asistido los representantes de la asociación general de la Comunidad Foral, María Victoria Arraiza, así como de las agrupaciones de Urdax y Baztan, José Fernández, y de la Ribera, Eduardo Serrano. Por parte del Ejecutivo, además de la Presidenta, han acudido el consejero de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales, Juan Luis Sánchez de Muniáin, y la directora general de Relaciones Institucionales, Fátima Baigorri.

Yolanda Barcina ha agradecido la labor que realizan las Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, que suman más de 1.000 voluntarios en Navarra, y ha afirmado que "desinteresadamente, de forma altruista, están ayudando a mantener y potenciar este gran patrimonio que tiene nuestra comunidad".

Además, ha indicado que el trabajo de estas personas pone de manifiesto el carácter de la Comunidad Foral, "que siempre va buscando abrir puertas, mejorar los caminos, recibir con magnífica hospitalidad a quienes vienen y, sobre todo, ese afán continuo por mantener nuestras tradiciones y mejorarlas".

"Que este reconocimiento os sirva de estímulo, además de agradecimiento, para que sigáis impulsando este gran patrimonio que, además de ser culturalmente importante, añade valor a nuestro turismo y a otras actividades", un hecho que "viene muy bien en esta situación económica", ha indicado la presidenta.


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Ruta de los templarios

Los orígenes del culto a Santiago en Hispania permanecen en la oscuridad de los tiempos. A finales del siglo VIII se difunde en el noroeste de la Península Ibérica la leyenda de que Santiago el Mayor había sido enterrado en estas tierras, tras
evangelizarlas. Así ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo o Paio vio una estrella posada en el bosque Libredón. Se lo comunicó al obispo Teodomiro, obispo de Iria Flavia, hoy Padrón. Fueron allí y descubrieron en la espesura la antigua capilla, donde existe un cementerio de la época romana. El descubrimiento del sepulcro coincide con la llegada al reino asturleonés de mozárabes huidos de las zonas dominadas por los musulmanes, buscando poder practicar sus creencias religiosas.

Excursión programada

No se puede ver todo en el Camino de Santiago, ni hay que vivirlo todo ni hay que decirlo todo. El afán de exhaustividad es propio de las agencias turísticas que organizan esas excursiones programadas para que sus clientes lo vean todo y se enteren bien de todo. Y aunque hay que ganarse la vida con el turismo, como no, hay también que saber cómo hacer turismo y no dejarse arrastrar por la maraña de fechas, datos e información erudita que los “expertos” han puesto a nuestra disposición doquiera que vayamos. Eso forma parte de la anécdota, pero no de la realidad. La cómoda excursión al Monasterio de Leyre, cuna de reyes navarros, y al muy bien conservado-restaurado Castillo de Javier, donde naciera el jesuita misionero Francisco Javier —santo patrono de Navarra— suministró a nuestro pequeño grupo de circunstancias una información valiosísima que, no obstante, convendría valorar.
“El Monasterio de Leyre se asienta sobre la balconada de la Sierra del Errando, al Este del Reino de Navarra y a 50 kilómetros de Pamplona”, dice con muchas mayúsculas el folleto turístico que tengo en mis manos. Un poco sorprendente es que nada más llegar a primera hora de la mañana un sacerdote, que por aquellos contornos deambulaba, nos manifestara señalando al impresionante farallón rocoso cubierto de vegetación: “Allí en el monte iban a esconderse los monjes cuando los moros venía a matarlos”. Hacer un alegato de las luchas de moros y cristianos a estas alturas, o volver mentalmente a la época de las cruzadas quedaba un poco fuera de lugar, sobre todo porque la Historia ha demostrado a posteriori que los que parecían los buenos han resultado ser los malos, y donde las dan las toman o viceversa. Así que dejemos dormir los conflictos históricos en paz; eso sí, habiendo aprendido del pasado que todos los fanatismos —aunque puedan verse justificados por las circunstancias— son tintos de la misma locura o, como diría Juan de Mairena:
“Para los tiempos que vienen hay que estar seguros de algo. Porque han de  ser tiempos de lucha, y habréis de tomar partido. ¡Ah! ¿Sabéis vosotros lo que esto significa? Por de pronto, renunciar a las razones que pudieran tener vuestros adversarios, lo que os obliga a estar doblemente  seguros de las vuestras. Y eso es mucho más difícil de lo que parece. La  razón humana no es hija, como algunos creen, de las disputas entre los hombres, sino del diálogo amoroso en que se busca la comunión por el intelecto en verdades, absolutas o relativas, pero que, en el peor caso,  son independientes del humor individual. Tomar partido es no sólo renunciar a las razones de vuestros adversarios, sino también a las vuestras; abolir el diálogo, renunciar, en suma, a la razón humana. Si lo miráis despacio, comprenderéis el arduo problema de vuestro porvenir: habéis de retroceder a la barbarie, cargados de razón, etc.”

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Leyendas del Camino de Santiago

Los peregrinos que deciden hacer en tierras españolas el Camino de Santiago hasta Compostela pueden elegir dos rutas a partir de los Pirineos: ruta desde Somport (en la frontera de Francia con la provincia de Huesca) y ruta desde Roncesvalles, Navarra. Son dos caminos casi paralelos que van a encontrarse en Puente la Reina (Navarra). A partir de aquí, el camino será ya uno solo. (Aparte de la ruta costera, que también existe).

Muchos de estos peregrinos han recorrido ya por tierras francesas diversas rutas que confluyen en Saint-Jean-Pied-de-Port, último pueblo en territorio francés antes de llegar a la frontera española. Son gentes que llegan desde distintos puntos de Europa pero que hasta llegar a España van más o menos dispersas. Es a partir de los Pirineos cuando estos caminantes empiezan a encontrarse unos con otros en su andadura, en los albergues (hospitales de antaño), en los monasterios, en las ventas o casas particulares que les dan posada, y en la propia ruta cuando hacen un alto para descansar o comer algo.

Desde la Edad Media hasta la época actual del siglo XXI estos encuentros han sido atractivos y en muchos casos el origen de una gran amistad. Desde la Edad Media se ha tenido por costumbre contarse los unos a los otros historias, experiencias propias, oraciones y leyendas, estas últimas apoyadas casi siempre en milagros realizados por el «señor Santiago», la Virgen u otros santos queridos y venerados en la Edad Media.

Las leyendas relacionadas con el Camino de Santiago llegaron a ser muy populares entre los peregrinos y divulgadas oralmente, casi siempre en reuniones nocturnas de después de la cena, al amor de la lumbre en los días fríos o bajo las estrellas en el buen tiempo. Muchas de esas leyendas están recogidas en códices de los monasterios, en el Codex Calixtinu de Aymeric Picaud y en otros documentos. Al ser recogidas de una tradición oral, en muchas de ellas se dan distintas versiones y más de una localidad reclama para sí el suceso del milagro.

Las más famosas y que se siguen contando entre los peregrinos del siglo XXI son las que se exponen a continuación.
  1. Fuente Reniega.
  2. El misterio de Obanos.
  3. Poyo de Roldán.

El mito del Camino de Santiago

Cuenta la tradición que hacia el año 820 un ermitaño llamado Pelayo, afirmó que observaba muchas noches unas luces que semejaban una lluvia de estrellas fugaces, que caían siempre sobre el mismo montículo. Pelayo, impresionado por la lluvia de estrellas, se presentó ante el obispo de Iria Flavia, Teodomiro, para informarle del suceso. El obispo se trasladó hasta el lugar y pudo contemplar el fenómeno relatado por el ermitaño. Un fuerte resplandor iluminaba el lugar en donde, entre la densa vegetación, encontrarían un sepulcro de piedra en el que reposaban tres cuerpos, identificados como el de Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Atanasio.
Sitúense en el siglo IX, 800 años después de la muerte de Santiago, mediten sobre la ciencia forense de la época y deduzcan cómo pudieron identificar los tres cadáveres. Observen, asimismo, que el Pelayo de la leyenda, ya sospechaba el origen sagrado de esa incesante lluvia de estrellas, pues acudió directamente al Obispo y no a otras autoridades civiles.
El más antiguo se los relatos pormenorizados que se conserva sobre el descubrimiento es la "Concordia de Antealtares", escrito doscientos cincuenta años después, concretamente en el 1077.
Y es a partir de esa fecha, cuando el sepulcro se convierte en punto de peregrinación de todo el continente Europeo. El camino quedó definido entonces recurriendo básicamente a las numerosas calzadas romanas que unían diferentes puntos de la península.

Hace pocos años, unos cien, más de mil después del descubrimiento, en 1878 el Papa León XIII expide una Bula donde confirma la autenticidad de los restos del Apóstol, que habían sido reencontrados tras haberse escondido contra los saqueos casi tres siglos antes. Este hecho, junto al descubrimiento de la tumba de Teodomiro en 1949, hace renacer el interés por el Camino de Santiago. A partir de los años setenta del siglo XX, comienza un resurgir del Camino, gracias fundamentalmente al interés turístico de las administraciones públicas, el desarrollo de múltiples asociaciones y cofradías y, en menor medida, a las visitas del Papa a Santiago en los años ochenta, el renovado esfuerzo de la Iglesia, la declaración de Patrimonio de la Humanidad y últimamente con el otorgamiento del premio "Príncipe de Asturias".
Hasta aquí llega la historia oficial del Camino de Santiago, basada en conjeturas, las más de las veces, inverosímiles, intereses religiosos, políticos, sociales, turísticos y, curiosamente, poco o nada históricos.